De Phoenix, Arizona a Guaynabo City

De Phoenix, Arizona a Guaynabo City

Un clima cálido y soleado todo el año; cañones y desiertos para explorar; excelentes campos de golf diseñados por Jack Nicklaus; vibrante vida nocturna; centros comerciales de primera; franquicias deportivas en NBA, MLB y NFL.  Añádale un agresivo programa de créditos contributivos e incentivos para hacer negocios, un gran ecosistema empresarial; y tenemos un buen lugar para vivir y hacer negocios.  Se trata de Phoenix, Arizona… el Valle del Sol de la región suroeste de Estados Unidos. 


Con todo esto, Honeywell Aerospace acaba de anunciar con bombos y platillos que se despide del Valle del Sol para trasladar sus instalaciones a, nada más y nada menos, que a Guaynabo City,  en la Isla del Encanto.  A primera vista parecería una expansión más, como tantas otras han ocurrido en Puerto Rico durante el último año, pero no lo es.  Honeywell estará trasladando aquí lo que se conoce como el “after market operation”, lo cual quiere decir que por primera vez en nuestra historia una empresa manufacturera montará en Puerto Rico su operación post manufactura con todo lo que eso implica: publicidad, mercadeo, ventas y distribución, entre otras cosas; contrario a sólo terminar un producto.  Con ello, estará brindando servicios especializados a aeropuertos, aerolíneas y a clientes de aviación en todo el continente americano y de paso, creando sobre 100 empleos bien remunerados, para añadir a los más de mil empleos que ya ha creado en otras partes de Puerto Rico.


Esto no es poca cosa.  No se trata de los empleos que se crean de inmediato, ni de los altos salarios vinculados a estos, los cuales rondan los $60k anuales en promedio.  Ni siquiera se trata de los beneficios económicos que se obtienen con el establecimiento de una operación de sobre $2 billones.  Tampoco se trata del hecho de que representa el acuerdo de exportaciones más grande en la historia de la vilipendiada Ley para Fomentar la Exportación de Servicios (Ley Nùm. 20-2012, ahora parte de la Ley Nùm. 60-2019).  Más que lo explícito, es lo implícito en esta movida.  El anuncio de Honeywell representa mucho más de lo que se ve a simple vista.  Su traslado a Puerto Rico echa a andar un proceso de diversificación de nuestra economía, que por décadas ha estado dominada por la manufactura, especialmente aquella relacionada a las industrias farmacéuticas y dispositivos médicos. 


Tenemos muchos huevos en esa canasta.  Es difícil no hacerlo, pues después de todo, le ha brindado muchos beneficios a Puerto Rico.  Sin embargo, muchos huevos en una canasta representan mucho riesgo y mucha vulnerabilidad, pues un solo mal paso equivaldría a la potencial pérdida de lo que representa casi la mitad del Producto Interno Bruto.  De ahí la importancia de mantener y fortalecer las condiciones que trajeron estas industrias, mientras simultáneamente hacemos lo necesario para impulsar una economía diversa y balanceada.  El anuncio de Honeywell es un primer paso en esa dirección.  No sólo trae a la mesa un nuevo componente económico que no habíamos tenido antes, sino que se convierte en la vitrina a la cual otros mirarán y de seguro emularán.


Más aún, la expansión de Honeywell contribuye también a crear diversidad dentro del sector de la manufactura, por cuanto aumenta nuestra participación en el enorme espectro de oportunidades que existe dentro de la industria aeroespacial.  Nos da visibilidad dentro de una industria en crecimiento exponencial, y nos permite dirigir la mirada hacia una educación especializada que de seguro irá transformando y ampliando nuestra fuerza laboral.


Sin duda, la expansión de Honeywell demuestra una vez más que aún con los beneficios y atracciones que puedan encontrarse en otras jurisdicciones, lo que hemos estado haciendo nos ha colocado en el radar como una opción de clase mundial dentro de importantes sectores emergentes.  Nuestras iniciativas de capacitación y transformación de la fuerza laboral, nuestros avances en la tecnología y nuestro énfasis en una economía basada en el conocimiento, así como nuestra estructura de incentivos, empiezan a rendir frutos y este es sólo el comienzo.  ¡Enhorabuena Puerto Rico! Lo que estamos haciendo está funcionando.